 |
| |
preguntas frecuentes sobre el psicoanálisis |
| |
Si has entrado aquí, lo más probable es que tengas algún tipo de problema personal, como ansiedad, falta de confianza en ti mismo, tristeza, desolación o insomnio; problema que crees difícil o imposible de solucionar sólo con tus propios medios. |
Eso no quiere decir, forzosamente, que sea un problema grave, sino que hay problemas o dificultades que se viven con mucha angustia, pues las causas que los motivan no son visibles o sólo lo son en parte, lo cual crea una cierta sensación de impotencia. Son diferentes a otros problemas que te han aparecido en la vida, que sabías de dónde provenían y les podías buscar solución con el razonamiento, con ayuda de la familia o amigos, etc. |
La mayoría de las personas que acuden a la consulta ha tardado tiempo en tomar la decisión. A veces se piensa que consultar por una dificultad psicológica es manifestarse como enfermo mental, cuando, en realidad, no es más que reconocer el propio sufrimiento y no resignarse a él. Antes se ha pasado por sugerencias de familiares y amigos o por consultas de médicos que han podido ayudar, pero no resolver, y uno no puede ya soportar más su propia infelicidad. |
| |
¿Qué NO es el psicoanálisis?
|
| |
Están bastante extendidas algunas opiniones sobre el psicoanálisis que no responden a la realidad. Así, personas que no conocen este método creen que los que acuden al psicoanalista es porque no tienen amigos que les escuchen y ayuden o porque necesitan que alguien les diga qué tienen que hacer en su vida. También se habla de la posible dependencia que crea. Por ello, no están de más unas breves precisiones: |
| |
• |
El psicoanalista no es un amigo. Es un profesional que, con su saber, guía al paciente en su búsqueda. El paciente puede tener muchos y buenos amigos o no; si los tiene, no pueden sustituir al psicoanalista, pues la raíz de esos problemas no está en el plano de lo consciente. |
| |
|
• |
El psicoanalista no es un confesor. No enjuicia. No opina sobre moralidad. |
| |
|
• |
El psicoanalista no da órdenes, no pone tareas, no organiza la vida del paciente. El paciente pone la palabra, y el psicoanalista la escucha; con sus preguntas va guiando la cura terapéutica. |
| |
|
• |
En cuanto a la posible dependencia del psicoanalista, ha de tenerse en cuenta que se trata de problemas ligados al subconsciente. Eso explica que suela haber dos fuerzas en el paciente: una consciente, que le empuja a buscar su curación; otra, que proviene del subconsciente, que se resiste a que salga a la superficie lo que en su momento ocultó. Esta segunda fuerza usa medios diversos, algunos con apariencia racional, para no iniciar un tratamiento o interrumpirlo sin acabar. Uno de esos medios es el miedo a que se cree una dependencia del psicoanalista, que le limite su autonomía y capacidad de tomar decisiones propias.
Es cierto que durante el tratamiento se crea un vínculo entre psicoanalista y paciente, pues éste le confía cuestiones muy íntimas. Pero, a medida que el proceso va avanzando y el paciente comienza a caminar, a sentirse mejor, es él mismo quien va viendo la necesidad de irse despegando del profesional. La responsabilidad y el buen hacer del psicoanalista es alentarle a ello. |
|
|
|
|
|
Poder
Hablar 